Cinco días en Charleston: historia y gastronomía

A solo una hora y media de Miami (por avión) se encuentra Charleston, “la Sagrada Ciudad” de South Carolina, una de las metrópolis más antiguas y fascinantes de EEUU, fundada en 1670 y con 500 edificios de antes de la Revolución Americana y 400 iglesias.  Nueve de los 20 más ricos hombres de la Colonia (luego EEUU) vivieron en Charleston entre 1720 y 1820. Una especie de cerebro intrahistórico permea la ciudad y protege sus elegantes mansiones y edificios históricos. Uno siente que de pronto aparecerá Rhett Butler paseando por su ciudad natal. Las docentes que dirigen las visitas en las mansiones de los siglos 18 y 19 muestran pasión por la ciudad y una cierta nostalgia por un pasado de sofisticación, riqueza y cultura. Pero ese pasado también fue manchado por la esclavitud. Cientos de miles de esclavos entraron en EEUU por Charleston. En abril de 1861 firman allí la Ordenanza de Secesión de EEUU y las tropas Confederadas disparan por vez primera en la Guerra Civil en Fort Sumter, frente a Charleston, y así provocan el ataque por parte de las fuerzas federales que dio inicio a esta guerra.

Hermosa mansión típica de Charleston.

Celebrada por el Marqués de Lafayette como una de las más bellas y agradables ciudades del s. 18, Charleston ha sufrido fuegos, terremotos, guerra, huracanes, extrema pobreza, y se enorgullece de haberse reinventado y sobrevivido todos estos desastres. No solo son la arquitectura histórica y el encanto de Charleston responsables de su éxito como destino turístico, sino también la revolución gastronómica que ha experimentado en los últimos años. Una combinación de innovadora cocina moderna con tradicionales platos sureños hacen de la gastronomía de Charleston una de las mejores de esta nación.

Primer Día

Nos alojamos en el hermoso e histórcio Hotel Belmond Charleston Place, cuyo fabuloso lobby, el Thoroughbred Club y excelentes restaurantes, son evidencia de la calidad de Belmond, dueños del legendario Orient-Express. En la elegante Suite 4F encontramos todos los elementos de un hotel moderno de primer orden y recibimos un servicio excelente.

Mansión histórica de Charleston.

El exquisito “brunch” en la estrecha terraza de la mansión del Lowcountry Bistro incluyó sopa de cangrejo y pollo frito con Waffles, preparados por el Chef Mike Harvey. Luego paseamos en Old Carriage, en un antiguo coche tirado por caballos con una guía que ofreció una excelente introducción a Charleston. Es útil también la gira del Distrito Histórico de Gray Line. 

Después de visitar el Mercado y comprar artesanías de la cultura afroamericana “Gullah”, caminamos por históricas calles como Meeting, Legare (de hermosas rejas de hierro), Rainbow Row (con casas de colores pasteles), y el Battery, frente a la bahía, donde se encuentran hermosas mansiones y el White Point Garden (1837. Allí ejecutaron al pirata Stede Bonnet y a 50 como él.

Pastel de Cangrejo y Camarones, Charleston Grill.

Por la tarde tomamos un Uber para visitar Drayton Hall, plantación Antebellum auténtica del período colonial y considerada el mejor ejemplo de la arquitectura Georgiana de Paladio en Norteamérica. John Drayton era dueño de una exitosa plantación y construyó su mansión de acuerdo con lo más elegante de la sociedad británica.

Pollo frito con “waffles” en Lowcountry Bistro.

La cena en el cosmopolita Charleston Grill del Belmond Charleston Place fue exquisita. La Chef Michelle Weaver nos preparó Foie Gras con Nutella y “shortbread”, un “gumbo” de pescado y camarones, y un delicioso postre de chocolate Azteca. La atención que recibimos fue extraordinaria y disfrutamos mucho de la música en vivo de un talentoso violinista.

Segundo día

La mañana la dedicamos a la mansión de Heyward Washington (1772), de estilo Georgiano, fue construida por Thomas Heyward, uno de los cuatro residentes de Charleston que firmaron la Declaración de Independencia. Cuenta con una cocina de 1740 y jardines formales con plantas típicas del s. 18 así como con hermosos muebles de la época.

Escultura de Charleston Place frente al Hotel Belmond.

Después almorzamos en Eli’s Table, donde nos encantaron el premiado plato de Camarones con Grits y salsa Benedict; el Hash de Arroz Rojo; y el Risotto de Arroz Rojo con Chorizo Aumado.

Pasamos al Hotel Hampton Inn del Distrito Histórico, a la Suite 146, cómoda y amplísima, frente a la Mansión Joseph Manigault, de 1803. El hijo de estos acaudalados Hughenotes franceses, Gabriel Manigault, casado con Charlotte Drayton, diseñó y construyó la mansión en el estilo Federal. La misma familia la ocupó hasta el 1920. Enfrente se encuentra el Museo Charleston, donde vimos una panorámica de la dramática historia de la ciudad y cómo los esclavos contribuyeron a su éxito económico.

Piazza de la Mansión-Museo Edmonston-Alston.

En el encantador jardín del Restaurante 82 Queen, también en el Distrito Histórico, probamos los legendarios tomates verdes fritos, un pastel de tomate, pasteles de cangrejo con arroz rojo, Jambalaya de camarones y arroz, y un pastel de “pecan” espectacular, hecho por la esposa del dueño.

Tercer Día

Alquilamos un auto para ver tres plantaciones en un día. La primera, Middleton Place (1755), es una interesantísima propiedad histórica, donde admiramos los más antiguos jardines formales de EEUU (65 acres), de camelias, azaleas, magnolias y otras hermosas plantas. Arthur Middleton firmó la Declaración de Independencia y Williams Middleton, su nieto, firmó la Ordenanza de Secesión. Los soldados de la Unión saquearon y quemaron la mansión principal pero fue reconstruido el edificio menos dañado como hogar de la familia. Este Museo-Mansión ilustra la vida de los aristocráticos Middleton, y exhibe elegantes muebles, porcelana y objetos de plata originales así como antiguos retratos al óleo de diversos miembros de la familia. Ha permanecido milagrosamente como propiedad de la misma familia por 320 años. En los establos actores vestidos como en los siglos 18 y 19 reviven a herreros, carpinteros y artesanos de esas épocas. Hay también interesantes animales como un gigantesco cerdo de Guinea.

Mansión de la Plantación Magnolia.

La Plantación y Jardines de Magnolia, fundada por los Drayton en 1676, es el lugar turístico más antiguo del Lowcountry. Miles de plantas y flores adornan los románticos jardines, los más antiguos jardines públicos de Norteamérica. La hermosa mansión cerca del Río Ashley cuenta con antigüedades, porcelanas, y otras pertenencias de los Drayton, quienes siguen siendo los dueños. Una gira por las cabañas de los esclavos (1850) ilustra su vida y su cultura Gullah. 

Recomendamos el almuerzo nuevo  brasserie Henrietta en el Hotel Dewberry, con exquisita comida sureña-francesa en un elegante ambiente. El aperitivo de Terrine de Mackerel Ahumado fue seguido de Pappardelle y del clásico bisté con papas fritas al estilo francés. Nos impresionó otro original plato de Limones Fritos Tempura con Snap Peas & Green Sauce Shard. El helado de praliné y el de queso crema es espectacular.

Jardines y laguna en la Plantación Magnolia.

Boone Hall, propiedad de la familia McRae desde 1955, tiene la legendaria entrada con árboles y “moss” que se ve a principio de “Lo que el viento se llevó.” El divertido guía contó la historia de John Boone, quien fundó la plantación en 1681, sobre la ribera de Wampacheone Creek. La mansión, construida en 1936, sobre los restos de la original, es hermosa y está amueblada con antigüedades. Las ocho cabañas originales de ladrillos de los esclavos ofrecen datos históricos sobre su dura vida, descrita por una guía. También una actriz y cantante ofreció un interesante presentación sobre la cultura Gullah en el café de la plantación. Se puede recorrer la enorme plantación en un trencito.

Jardines y puente en la Plantación Magnolia.

La cena en Slightly North of Broad (S.N.O.B.), centro de encuentro para líderes de Charleston, fue deliciosa. Chef Frank Lee usa productos frescos de fincas locales. Después de un aperitivo de queso Shropshire y otros quesos, probamos el excepcional plato de camarones con bacon, ánticostomates, cebollines y “grits” con chorizo hecho en la casa, y una excelente carne “tenderloin” con “fromage frais”, cebolla roja y puré de papas. El postre de Pot de Creme de Chocolate con sal de mar fue maravilloso.

Cuarto Día

La Mansión-Museo Nathaniel Russell (1808), de estilo neoclásico, fue construida por un inglés de Bristol. En 1765 Russell vino a la más rica colonia de EEUU. Todas las puertas son originales. Visitar estas casas revela cómo se entremezclaban las familias prominentes de Charleston. La hija de Nathaniel, Alicia Russell, se casó con Arthur Middleton. En 1955 la Fundación Histórica compró la casa y la restauró de acuerdo con la época de Nathaniel y exhibe objetos de la familia. La casa-cocina original cuenta con cerámica encontrada por arqueólogos y una “etiqueta de esclavos.”

Museo-Mansión Joseph Manigault, diseñada por arquitecto Hughenote Gabril Manigault.

Desde la Mansión-Museo Edmondston Alston (1825), originalmente de estilo Federal, tuvimos una magnífica vista de la Bahía de Charleston desde su piazza (amplio balcón del segundo piso). El comerciante escocés Charles Edmondston se la vendió a Charles Alston en 1837, quien la remodeló al estilo Greek Revival y su familia todavía es dueña de ella. Para servirles, vivían allí 17 esclavos. Desde la piazza divisó el general Beauregard el bombardeo de Fort Sumter en 1861. Muebles y objetos originales del s. 19, de la familia Alston, permanecen en la colección. Detrás hay un hermoso hotel “Bed and Breakfast.”

El delicioso almuerzo en Le Farfalle, en un moderno almacén, incluyó Prosciutto de Parma, Agnolotti, y Rigatoni Verde, preparados por el Chef-dueño Michael Toscano, americano hijo de mexicana e italiano.

Camarones con “Grits” en Eli’s Table.

A las 6 llegamos a la antigua Iglesia Circular Congregacional donde rezó John Newton, el compositor inglés de Amazing Grace. Allí vimos un fabuloso espectáculo, Sounds of Charleston, con música antigua de la Guerra Civil, “góspel”, y de la ópera “Porgy and Bess,” compuesta en Charleston por Gershwin e inspirada en la cultura Gullah. Culminó en un concierto a dos manos del apasionante Rhapsody in Blue de Gershwin. Nos impresionó especialmente la cantante afroamericana de Charleston Ann Caldwell.

Otra cena maravillosa, en el famoso High Cotton, comenzó con una excepcional sopa de cangrejo y otra de cebolla, seguida de un Filet Mignon Oscar y de un original plato de Veiras y Langosta Fritas Tempura, en un elegante ambiente y con música de jazz en vivo en el bar. Todo esto culmina en un Soufflé de Praline.

Quinto Día

Crucero Spiritlines por la Bahía de Charleston.

Para comprender bien la importancia del puerto de Charleston y su bahía realizamos una gira de Spiritline Charleston Harbor Tours, con un guía experto en historia, la cual incluyó llegar cerca de Fort Sumter, el USS Yorktown, el Puente Ravenel, el Castillo Pinckney y otros interesantes destinos. Hasta vimos las réplicas de los galeones La Niña y La Pinta, que acababan de llegar a Charleston.

Almorzamos en Smoked BBQ en King Street, la calle de tiendas y excelentes restaurantes. Sus alitas de pollo han ganado premios y tienen hasta un sándwich cubano en el menú. Disfrutamos mucho de los excelentes tacos de carnitas de puerco y las papas “Hashed” con Brisket y ahumadas con Jalapeños.

Drayton Hall, Plantación estilo georgiano cerca de Charleston.

El pequeño Museo Old Slave Mart, ubicado en una casi escondida calle de antiguo empedrado y en  un edificio donde se subastaban los esclavos en 1856, ofrece interesantes datos y objetos que ilustran la triste historia de los esclavos en Charleston. Millones sufrieron por 400 años y sería justo que este museo fuera ampliado y que tuviera mayores recursos.

La mansión Aiken-Rhett cuenta con amplios espacios donde vivían los esclavos que atendían a la familia. Está tal y como la dejó el bombardeo de Charleston por parte de la Unión.

Mansión-Museo Heyward-Washington, donde durmió George Washington.

Por la noche, probamos Ceviche, sopa de cangrejo y marisco fresco preparado al estilo sureño Lowcountry en Coast Bar & Grill, acompañado de pan de maíz con quedo cheddar y jalapeño. Después exploramos el divertido ambiente de John Street, calle del Charleston Music Hall, a pocos pasos del Hampton Inn.

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